lunes, 1 de octubre de 2012

ODONTOLOGIA EN TERCERA EDAD


Al analizar el concepto de salud en la tercera edad, vemos que varía con respecto al concepto de salud general, la salud en esta etapa de la vida se define como salud funcional y es la que permite que el individuo viva en plenitud de acuerdo con sus posibilidades y capacidad; si cumple con sus expectativas, esa persona está viviendo de forma saludable; por lo tanto la salud oral forma parte esencial de la salud en general y calidad de vida de los ancianos.

A lo largo del siglo veinte se ha avanzado sustancialmente en el conocimiento de la salud oral y su promoción.

Desde un enfoque estomatológico, se observa que la boca es un centro de tejidos y funciones vitales, siendo estas fundamentales para la salud general y el bienestar de las personas a lo largo de toda la vida.

Es importante señalar que gracias a este énfasis que se le ha impuesto recientemente a la odontología y a los progresos en procedimientos restauradores con el advenimiento de diferentes materiales, se ha ampliado la longevidad de la dentición natural.

Esta evolución también se ve reflejada en el creciente interés de este grupo de pacientes no sólo en mantener una salud bucal que les permita una buena alimentación, sino también en una marcada tendencia hacia lo estético.

La mayoría de estos pacientes se presentan a la consulta en situaciones comprometidas, tales como enfermedad periodontal avanzada, movilidad de piezas dentarias, procesos cariosos que afectan la integridad de dichas piezas, y en muchos casos ausencia parcial o pérdida inminente del sistema dentario.

Generalmente estas situaciones límites son consecuencia de falta de prevención, inadecuada higiene dental o tratamientos odontológicos fracasados.


Muchos de estos pacientes son portadores de prótesis removibles, las cuales en ocasiones se presentan desadaptadas, produciendo no sólo alteraciones en la masticación y la fonación, sino también comprometiendo la integridad de las piezas dentarias, causando lesiones mucosas o generando reabsorciones óseas en los maxilares.

La ausencia de buenos hábitos de higiene oral y la falta de costumbre de visitar periódicamente al odontólogo está asociada con la poca educación que al respecto tiene la población en general.

Es también factible considerar, que los ancianos pueden presentar dificultad para practicar una higiene bucal adecuada debido a una deficiencia de motricidad y alteraciones en la agudeza visual, lo que puede limitar la remoción total de la placa bacteriana.

Las modificaciones bucales relacionadas con la edad pueden tener dos orígenes: como expresión del envejecimiento propiamente dicho o como consecuencia de la acumulación de factores internos fisiológicos que no provocan enfermedad pero inducen cambios bioquímicos funcionales y estructurales.

En la salud general del anciano, influye mucho la cavidad bucal, ya que ésta tiene utilidad en el lenguaje, apariencia física, por ende, en su autoestima y fundamentalmente en la masticación.

La falta de piezas dentarias ocasiona una disminución en la capacidad masticatoria repercutiendo en un estado nutricional no adecuado; razón por la cual es importante restablecer la capacidad masticatoria, para compensar el bajo funcionamiento del tubo digestivo.

Las enfermedades periodontales constituyen una causa importante de la pérdida dentaria; que clásicamente se había aceptado, sin embargo, en la actualidad estas alteraciones no se corresponden con los fenómenos del envejecimiento propiamente dicho.



No obstante, tanto la sociedad en general como los ancianos continúan aceptando el deterioro del aparato masticatorio como un proceso inevitable del paso del tiempo, cuestión que influye negativamente en la calidad de vida.

Otro factor de riesgo factible a tener en cuenta es el no reemplazo de las piezas extraídas desencadenando una serie de cambios que producen diversos grados de enfermedad periodontal, dando una ecuación desbalanceada del sistema estomatognático, ya que a igual fuerza masticatoria y menor cantidad de piezas dentarias, da como resultado una mayor movilidad dentaria.

Se desprende de todo esto que la salud oral está relacionada con la salud y el bienestar.

De la misma manera que la naturaleza y la nutrición se relacionan, que el cuerpo y la mente son expresiones de nuestra biología humana; hay que reconocer también que la salud oral y la salud general son inseparables.

El ignorar signos y síntomas de enfermedad y mal funcionamiento oral va en nuestro propio detrimento y el de nuestra calidad de vida.

Las enfermedades orales son progresivas y acumulativas, y se hacen más complejas con el tiempo. Pueden afectar la capacidad masticatoria, el tipo de alimentos que se eligen, el aspecto y la forma en que nos comunicamos.

La pérdida de los dientes continúa siendo un problema social en los países latinoamericanos, que se deben resolver a través de prótesis completas o parciales, fijas o removibles, variables en su diseño y función.

Tiene pues la pérdida de dientes un gran significado para las personas. Simbólicamente la pérdida de los dientes revela envejecimiento y debilidad que se relaciona con pérdida de la vitalidad.

El odontólogo y el médico no pueden alterar los efectos de la edad, pero sí ayudar al paciente a ajustarse a los cambios físicos que se producen en su organismo.

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